Este conjunto, declarado Bien de Interés Cultural, data de la época posterior a la conquista cristiana, con ampliaciones de los siglos XVI y XVII.
Los edificios de piedra tosca que lo componen presentan características constructivas y estéticas propias del gótico y conservan arquitecturas originales. También cuenta con edificios barrocos y modernistas. Entre los edificios más destacados se encuentra la iglesia fortificada de Santa Caterina, la ermita de la Divina Pastora y la sala de Jurats i Justicies.